Las Monjas Carmelitas compartimos con toda la familia carmelita un único carisma común: el empeño de «vivir en obsequio de Jesucristo» en actitud contemplativa, que plasma y sostiene nuestra vida de oración, fraternidad y de servicio, en íntima familiaridad con la Santísima Virgen y en la línea profética del profeta Elías.
La monja carmelita tiene su identidad propia dentro de la Orden. Vive el carisma de una manera específica, de acuerdo con su estilo de vida contemplativo, cuya presencia continua es para la iglesia un elemento enriquecedor dentro de la comunión eclesial.
-Ratio Institutionis Vitae Carmelitanae Monialium. n.2-